‘Yo soy Betty, la fea’: Desmitificar la belleza de la mujeres en los puestos de liderazgo
Las empresas pueden aprender de Yo soy Betty, la fea para crear un lugar de trabajo más inclusivo y diverso con sus colaboradoras.
Yo soy Betty, la fea derribó el estereotipo de belleza tradicional. El personaje de Beatriz Pinzón Solano, una brillante economista con maestría en finanzas, es un ejemplo permanente de que las empresas deben crear una cultura laboral inclusiva y acogedora en la que todas las personas se sientan valoradas y respetadas.
A más de dos décadas del lanzamiento del programa de televisión colombiana, el público la sigue recordando y su éxito se mantiene intacto al haber sido emitida en más de 180 países, ser doblada a 25 idiomas y contar con cerca de 30 adaptaciones alrededor del mundo.
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‘Yo soy Betty, la fea’ y su legado fuera de la televisión
La vida del personaje de Betty cambia cuando comienza a trabajar en Ecomoda, una de las empresas más grandes del país, donde conoce y se enamora de Armando Mendoza.
Sin embargo, durante su paso por la compañía se enfrenta a múltiples obstáculos por su apariencia física.
En el libro “The Body Project: Promoting Body Acceptance and Preventing Eating Disorders”, los autores Eric Stice y Katherine Presnell establecen que es importante que las empresas fomenten una cultura laboral inclusiva independientemente de la apariencia física de sus colaboradores.
Una forma de desmitificar los estándares tradicionales en el lugar de trabajo es inspirarse en Yo soy Betty, la fea, que presenta a una mujer inteligente, talentosa y trabajadora que desafía las normas de belleza convencionales.
La novela hace 20 años podía tener comentarios homofóbicos y machistas, reflejaba lo que pasaba en la sociedad y sigue pasando.
Pero siento que esta producción visibilizó esas situaciones, con un lenguaje de ese momento, claro que hoy, por supuesto, estaría en la lupa de la crítica”, dijo Ana María Orozco, quien interpretó a Betty, en una entrevista con El País.
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Estrategias para crear un lugar de trabajo más inclusivo
A continuación, algunas formas en que las empresas pueden aprender de Yo soy Betty, la fea y crear un lugar de trabajo más inclusivo.
Centrarse en el talento y las habilidades
Las empresas deben priorizar la contratación y promoción de los colaboradores en función de su talento, habilidades y calificaciones; en lugar de su apariencia u otras características superficiales. Esto de acuerdo con The Business Case for Diversity in the Workplace de Diversity Council Australia, que analiza los beneficios de una cultura laboral diversa e inclusiva.
Adoptar la diversidad y la inclusión
Es importante que las organizaciones busquen activamente la diversidad en su contratación y crear una cultura laboral inclusiva; donde todos los empleados se sientan valorados y respetados; independientemente de su apariencia u otras características.
Desafiar los estereotipos de belleza
Las organizaciones pueden usar sus campañas de publicidad y marketing; para desafiar los estándares de belleza tradicionales y promover una representación más diversa e inclusiva de la belleza. Esto según Changing the Face of Beauty, proyecto que destaca el compromiso de promover la diversidad y desafiar los estándares de belleza tradicionales.
Proporcionar recursos y apoyo
Proporcionar recursos y apoyo a los colaboradores que puedan tener problemas con su imagen corporal; u otros problemas relacionados con la apariencia es esencial para mejorar el ambiente en la oficina. Esto puede incluir el acceso a servicios de asesoramiento, programas de tutoría u otras redes de apoyo.