Gentrificación en México: cuando el progreso borra la pertenencia 

Alfredo Gúzman 04 Nov 2025 8:44 am
Foto: Gentrificación en México: cuando el progreso borra la pertenencia. Foto: ChatGPT

Barrios “bonitos”, rentas imposibles. Así impacta la gentrificación en México y por qué urge repensar nuestras ciudades.

La palabra gentrificación suena sofisticada, pero describe una realidad muy concreta: el desplazamiento silencioso de quienes construyeron la vida de un barrio. El término fue acuñado en 1964 por la socióloga británica Ruth Glass, al observar cómo los antiguos barrios obreros de Londres se transformaban con la llegada de clases medias que remodelaban viviendas y elevaban los precios, hasta que los habitantes originales ya no podían quedarse.

Más de medio siglo después, el fenómeno se repite en distintos rincones del mundo, y México no es la excepción. En ciudades como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey o Oaxaca, la gentrificación en México ha cambiado no solo los paisajes urbanos, sino también los rostros que los habitan. Colonias populares, antes llenas de tienditas, mercados y vecinos que se conocían por nombre, se han convertido en zonas “de moda” con cafeterías artesanales, galerías y departamentos en renta (difíciles de pagar por las altas rentas) para nuevos residentes.

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¿Quién puede quedarse cuando todo se encarece?

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Y aunque a simple vista la transformación parece positiva (fachadas restauradas, calles más limpias, nuevos parques), detrás hay una pregunta incómoda: ¿Quién puede quedarse cuando todo se encarece?

El problema no es el cambio o lo que disfrazan como progresos, sino la desigualdad que lo acompaña. A medida que llegan nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo (ya sean extranjeros o nacionales que se mudan desde otros estados buscando “una mejor calidad de vida” o “una ciudad más cultural”), los precios de la vivienda y los servicios aumentan. Las familias de toda la vida, las que dieron identidad al barrio o la colonia, deben mudarse cada vez más lejos del centro. Lo que se gana en estética se pierde en comunidad.

Sin olvidar que la gentrificación también borra historias. Lo que antes era una panadería local con décadas de tradición, se convierte en un local con letrero en inglés o un café de autor. Los murales se repintan, los mercados se vacían y los espacios comunes se transforman y convierten en escaparates decorados para las redes sociales. Así, el barrio deja de ser un hogar y se convierte en un parque de atracciones.

En la Ciudad de México, colonias como Roma, Condesa o Coyoacán son ejemplos claros. El auge del turismo internacional y plataformas como Airbnb dispararon las rentas. En algunas zonas, los precios superan los 25 mil pesos mensuales, mientras que el ingreso promedio ronda los 10 mil. Pero no solo los turistas o nómadas digitales impulsan esta tendencia: también lo hacen mexicanos de otras regiones que, al llegar con sueldos más altos o en busca de estilo de vida “urbano y cosmopolita”, sin proponérselo, desplazan a quienes han vivido ahí por generaciones.

¿Qué se propone para detener la gentrificación en México?

Lo más irónico es que la gentrificación suele presentarse como un signo de “progreso urbano”. Se habla de inversión, movilidad y revitalización. Pero ¿de qué sirve un barrio “revitalizado” si su gente ya no puede vivir ahí? El desarrollo debería mejorar la vida de quienes ya habitan esos espacios, no empujarlos fuera.

Frente a este fenómeno, no basta con señalar culpables: es necesario repensar el modelo de ciudad. Existen alternativas (como el control de rentas, la vivienda accesible o la participación vecinal en los proyectos urbanos) que pueden equilibrar las fuerzas del mercado con el derecho a la vivienda.

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La gentrificación en México no es solo un problema urbano; es también una cuestión de identidad y justicia. Porque detrás de cada casa remodelada hay una historia que se pierde, y detrás de cada “nueva colonia de moda” hay una comunidad que fue desplazada.

Quizás la verdadera pregunta no sea cómo hacer que una ciudad se vea mejor, sino cómo lograr que todos puedan seguir siendo parte de ella.