“Lamp” conquista el Auditorio BB en CDMX con su fusión de dreampop y bossa nova
LAMP ofreció su primer show en México con una atmósfera melancólica, jazzera y envolvente. El Auditorio BB se llenó de emoción.
Entre niebla, jazz y nostalgia japonesa: así fue la noche mágica que LAMP regaló a sus fans mexicanos
El grupo japonés Lamp finalmente pisó tierra mexicana y lo hizo con un concierto íntimo y envolvente en el Auditorio BB de la CDMX este 1 de octubre. Aunque llevan más de dos décadas creando música, fue apenas en los últimos años —gracias a TikTok y a su viralidad inesperada— que su nombre resonó fuera de Asia. México no fue la excepción.
Desde las primeras notas de Hatachi no Koi, su setlist llevó al público por un recorrido sonoro que abrazaba el dreampop, el jazz, la bossa nova y el pop nostálgico.
Te recomendamos este videoLa atmósfera fue perfecta: una noche nublada, brumosa, como si el clima se hubiese alineado con las portadas de sus discos y las letras melancólicas que los caracterizan.

Un show que se sintió como una película de Ghibli
Lamp no llegó solo. Aunque el trío original —Kaori Sakakibara, Yusuke Nagai y Taiyo Someya— llevó el protagonismo, también los acompañaron músicos invitados que sumaron texturas: saxofón, batería, teclado, guitarra adicional… Todo con una delicadeza casi cinematográfica.
Canciones como Yume Utsutsu, From the Window y Last Train at 25 O’clock sonaron más vivas que nunca. Su ejecución en vivo fue tan precisa como emocional. Especial mención merece el saxofonista, que robó suspiros con un solo potente justo antes del cierre.
El estilo LAMP: íntimo, sofisticado y sin pretensiones
Lo que distingue a Lamp no es solo su sonido, sino la intención con la que lo crean. En recientes entrevistas, han contado cómo su proceso creativo se aleja de lo comercial: se toman su tiempo, mezclan sus canciones en casa, rehúyen de fórmulas y trabajan por amor al detalle.
Taiyo Someya, líder musical de la banda, incluso confesó que este álbum fue uno de los más demandantes a nivel de logística y mezcla. “Preferimos que una canción toque profundamente a una persona, a que sea olvidada por todos”, dijo. Y ese espíritu se notó en cada acorde.
Público dividido: entre fans entregados y otros distraídos
Aunque la calidad del show fue incuestionable, algo que no pasó desapercibido fue la falta de energía de parte del público. Muchos grababan, otros solo reaccionaban a las canciones más virales, y hubo momentos en los que el silencio predominó más de lo esperado.
Aun así, para quienes de verdad aman a LAMP, este concierto fue casi espiritual. La voz dulce de Kaori, la calidez de los arreglos, y ese ritmo suave pero bailable que define a la banda, hicieron que valiera cada minuto.
LAMP en CDMX: una visita que deja huella
Lamp dejó claro por qué, después de 20 años, siguen siendo un referente del pop alternativo japonés. Su sonido es un refugio para quienes buscan algo más que ruido: melodías que flotan, que te acarician el alma, y que resuenan incluso cuando la última nota ya terminó.
Fue una noche para flotar, cerrar los ojos… y dejarse llevar.
