Las plañideras, el oficio del llanto que todavía sobrevive en México
Uno de los oficios más populares entre las mujeres a mediados del siglo pasado consistía en rentarse para ir llorarle […]
Uno de los oficios más populares entre las mujeres a mediados del siglo pasado consistía en rentarse para ir llorarle a los muertos, personas que podían o no conocer o tener o no familia, pero por quien la plañidera lloraba desconsoladamente como si de alguien cercano se tratara.
Las plañideras, el oficio del llanto que todavía sobrevive en México
Aunque su origen data de muchos siglos antes, en el antiguo Egipto, en México las plañideras tuvieron su mayor auge en los años posteriores a la Revolución Mexicana, especialmente en la zona centro del país, en los estados Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí, Guanajuato, Ciudad de México y Estado de México.
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Particularmente en San Juan del Río era solicitado entre los hacendados, personas de una posición económica elevada; quienes recurrían a los servicios de estas mujeres para que le lloraran a sus muertos y darles así un mejor adiós.
“La gente adinerada traía a este tipo de personas a llorarle al muerto, se le daba una descripción de quién era la persona; muchas veces ya conocía al hacendado o a la familia del hacendado y empezaron a hacer estas dinámicas de llorarle. A través del llorar era un honor, era resaltar al personaje, lo que fue en su vida; tanto buena como mala”, relata Francisco Landeros Layseca, secretario de Desarrollo Económico, Empresarial y de Turismo de San Juan del Río.
Sin embargo, las plañideras en México también eran contratadas para acompañar a aquellos difuntos que no eran muy queridos por su familia o que habían muerto solos y no tenían quién les llorara. De ahí que estas mujeres además de llorar hablaban sobre las bondades que en vida pudo haber tenido el fallecido; buscando así la simpatía de quienes asistían al sepelio.
“Eran unas personas que, de forma incógnita, llegaban sollozando ataviadas con velo negro, con luto y empezaban a llorar y a hablar de bondades que a lo mejor no tenía el difunto. La cuestión aquí era hacer sentir a los que acudían, un sentimiento de bondad hacia el difunto que estaban velando; de modo que pudieran condolecerse del mismo y poder entonces llevar un buen entierro”, explica el cronista municipal, Neftalí Sáenz Bárcenas.
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Un giro cómico
Hoy, a más de medio siglo, el municipio de San Juan del Río busca mantener viva una de las tradiciones más bizarras de la cultura mexicana, a través del Concurso Nacional de Plañideras en México, el cual se ha realizado por 16 años consecutivos, el único en el país que se realiza en el marco del Festival Día de Muertos, donde se retoma este personaje para recordarle a la gente que existió este oficio, aunque ahora ha perdido la seriedad y se ha convertido en algo más cómico.
“Un año fue serio, pero creo que no tuvo como tanto éxito porque la gente lo que busca es divertirse, busca un rato ameno con su familia, con los niños; no ir a sentir más dolor del que a veces ya traes cargando; entonces es cómico ahora”, recuerda Karla Alvarado.
Karla, junto con su madre, Ana Patricia, han participado en el concurso por 10 años, periodo en el que se han coronado campeonas en múltiples ocasiones por su facilidad para el llanto y la improvisación; un interés por el que incluso la menor de la familia, hija de Karla y nieta de doña Patricia, ya está buscando incursionar.
Aunque Karla prefiere llegar al concurso sin preparación previa, pues lo único que prepara es su vestuario, porque prefiere simplemente improvisar en el momento. Para su madre, Ana Patricia, sí son varios días los que pasa con nerviosismo al pensar en que se acerca el concurso; nervios que, asegura, se disipan una vez que pisa el escenario.
“Ya desde una semana antes, que empiezan las convocatorias o unos días antes; ya esto con los nervios, me da nervios el concursar, el escenario, el público, todo. Aunque me encanta, el nervio no me deja; siempre lo traigo y siempre me entran los nervios porque no sabes qué personaje te va a tocar”, dice a EFE.
Y es que para las concursantes es un misterio a qué personaje, normalmente famoso, tendrán que dedicarle sus lágrimas, puede tratarse de alguien vivo o alguien muerto; pero tienen que mostrar su habilidad para improvisar y armar una historia alrededor del difunto.
Las ediciones de 2020 y 2021 se realizaron de manera virtual por la pandemia, lo que fue muy aceptado por participantes de otros lugares del país e incluso del extranjero; por lo que para la edición de este año se mantuvo híbrido.
Así, este sábado se podrá disfrutar del concurso presencial en la Plaza Independencia de San Juan del Río.
En el caso de las participantes virtuales, sus videos serán analizados por los jueces; pues hasta el momento hay de Estados Unidos e incluso de Costa Rica y Guatemala.
Con información de EFE