Hipertensión: Una enfermedad silenciosa y brutal
Debido a la ausencia de síntomas durante gran parte del tiempo de la enfermedad, su promedio de diagnóstico general es sumamente bajo.
La hipertensión es una afección médica común que afecta a millones de personas en todo el mundo; este padecimiento puede tener graves consecuencias para la salud si no se controla adecuadamente. En México, según datos del INEGI, la enfermedad provoca alrededor de 50 mil fallecimientos al año.
En esta ocasión, te presentamos una guía informativa completa con todo lo que tienes que saber sobre este padecimiento, desde sus causas y factores de riesgo, hasta cómo podemos prevenirla y combatirla.
¿Qué es la hipertensión?
Te recomendamos este videoEs una enfermedad crónica en la que la presión en las arterias es constantemente alta; esto provoca que se hagan rígidas y el corazón tenga que trabajar más de lo normal para bombear la sangre. Este padecimiento, también llamado presión arterial alta, es más común en adultos que rebasan los 60 años de vida, sin embargo, puede desarrollarse también en la población joven, a pesar de no tener presencia de síntomas.
Valores y etapas
La presión arterial se mide en dos números: el primero es la presión sistólica, que representa la presión en las arterias cuando el corazón late, y el segundo es la presión diastólica, que representa la presión en las arterias cuando el corazón está en reposo. Una presión arterial normal es generalmente inferior a 120/80 mmHg.
La enfermedad se clasifica en diferentes etapas según los valores de presión arterial, estas etapas son importantes para determinar el tratamiento adecuado y el riesgo de complicaciones.
La etapa 1 se define con una presión sistólica de 130-139 mmHg o una presión diastólica de 80-89 mmHg; la etapa 2 se caracteriza por una presión sistólica de 140 mmHg o más, o una presión diastólica de 90 mmHg o más. Además, existe una condición llamada hipertensión de crisis, en la que la presión arterial es extremadamente alta y requiere atención médica inmediata.
Causas y factores de riesgo
La hipertensión puede tener varias causas y factores de riesgo; algunas personas tienen una predisposición genética a desarrollarla, mientras que otras pueden tenerla debido a su estilo de vida y hábitos poco saludables.
El consumo excesivo de sal, el consumo de alcohol, la falta de actividad física, el tabaquismo y el estrés crónico pueden contribuir a la aparición de la enfermedad. Además, ciertas condiciones médicas, como la obesidad, la diabetes y los problemas renales, también pueden aumentar el riesgo de desarrollarla.
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Síntomas de la hipertensión
La hipertensión a menudo se conoce como “el asesino silencioso”, esto se debe a que no suele presentar síntomas evidentes en sus etapas iniciales; sin embargo, a medida que la presión arterial aumenta, pueden aparecer síntomas como dolores de cabeza persistentes, mareos, visión borrosa y dificultad para respirar. Estos síntomas son el resultado de daños en los órganos debido a la presión arterial alta.
Es importante tener en cuenta que los síntomas pueden variar de una persona a otra, incluso hay personas que pueden no experimentar ningún síntoma durante la enfermedad, pero ésta sí causa estragos en su interior.
Diagnóstico oportuno
Como ya vimos, gracias a la naturaleza asintomática de la enfermedad, su diagnóstico resulta ser tardío en muchas ocasiones; esto provoca que las complicaciones se vuelvan menos controlables y lleguen a ser letales. Debido a esto, los chequeos médicos preventivos son de vital importancia para toda la población.
El diagnóstico se basa en la medición precisa de la presión arterial, esta se puede realizar con diversos métodos como la medición en el consultorio médico, la monitorización ambulatoria y la monitorización automática en el hogar. Es importante señalar que para llegar a un diagnóstico final estas mediciones deben realizarse en más de una ocasión en distintos días.
Además, el monitoreo se complementa con exámenes adicionales para evaluar cualquier daño en los órganos, estas pruebas pueden ser análisis de sangre y orina, pruebas de función renal y electrocardiogramas.
Tratamiento y hábitos saludables
El control de la hipertensión requiere cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a reducir la presión arterial y prevenir complicaciones. Estos cambios incluyen seguir una dieta saludable y equilibrada, reducir el consumo de sal, mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente, limitar el consumo de alcohol y dejar de fumar; además, es importante manejar el estrés y aprender técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda.
En algunos casos, los cambios en el estilo de vida pueden no ser suficientes para controlar la enfermedad, y el paciente puede requerir medicamentos para reducir la presión arterial. Los medicamentos más utilizados incluyen diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA), bloqueadores de los canales de calcio y beta bloqueadores.
Además, es muy importante monitorear regularmente la presión arterial y ajustar la medicación según sea necesario para mantenerla bajo control.
Complicaciones de una hipertensión no controlada
Cuando no se controla la enfermedad, las consecuencias pueden ser graves para la salud del paciente; esta afección puede dañar los vasos sanguíneos y los órganos vitales, como el corazón, los riñones y el cerebro. A largo plazo, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y problemas oculares. Además, la enfermedad no controlada durante el embarazo puede tener complicaciones para la madre y el feto.
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Sin duda, esta enfermedad es una de las grandes preocupaciones para las instituciones de salud, su promedio tan bajo de detección oportuna, y la falta de cultura de prevención, hace que sea todo un reto controlar el padecimiento; es por ello que nuestra participación en jornadas de salud y chequeos de rutina, es esencial para nuestro bienestar. Recuerda que, aunque la hipertensión puede ser peligrosa, un control adecuado nos garantiza tener una vida digna y saludable.