¿Es posible vivir del arte? Conoce el mecenazgo híbrido
Crear arte toma tiempo y dinero, un modelo híbrido permitiría vivir del arte a los artistas, tanto a corto como a largo plazo.
Un nuevo modelo propone sustituir al histórico mecenas por inversores ángeles y fans, permitiendo a los creadores vivir del arte, y producir obras maestras.
El mecenazgo, a lo largo de la historia, ha fomentado la creación de obras de incalculable valor. Pero crear arte toma tiempo (en ocasiones, décadas o siglos), sin mencionar el dinero. Y financiar algo con un retorno a tan largo plazo podría no ser tan atractivo para los inversores. En comparación, una startup puede escalar e ir a bolsa en cinco años.
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Así que, ¿cómo hacer que el arte sea una actividad que genere ingresos constantes? Sin perder de vista que los artistas, además de vivir del arte, necesitan perfeccionar sus habilidades para producir cada vez mejores obras. Y hasta obras maestras.
La escritora Elle Griffin, en una entrada de su newsletter, propone un modelo de mecenazgo híbrido, en el que inversores ángeles y fans subscriptores puedan apoyar un modelo de negocio sustentable para artistas.
Al mismo tiempo, Griffin toma elementos de los ecosistemas startups, con el fin de financiar a los creadores, independientemente de su rama artística. El texto original fue adaptado por MIT Sloan Management Review en Español.
Orígenes históricos, oportunidades actuales
Hay una escena en la película The French Dispatch, en la que un financiero decide invertir en un artista que paga una pena en prisión. El inversor dedica tres años a la promoción, hasta el punto en que, cuando la instalación debuta, toda la ciudad está al pendiente.
Este es un gran ejemplo de cómo el mundo del arte funcionó durante épocas antiguas, particularmente durante el Renacimiento. Patrocinar a un artista y luego catapultarlo hacia la fama y fortuna era la manera en la que los ricos competían por estatus e influencia. Los artistas también se beneficiaban de esa competencia.
A través de las comisiones y el mecenazgo de individuos adinerados (como Ludovico Sforza, quien patrocinó a Da Vinci y su Última Cena) y de entidades (como el papa Julio II, quien comisionó la Capilla Sixtina, o los patrocinadores de la Catedral de Florencia que comisionaron el David), los artistas podían tener ingresos por sus habilidades, y dedicar años a sus obras maestras.
Leonardo da Vinci dedicó tres años a la Mona Lisa, y otros tres a La Última Cena. Miguel Ángel dedicó cuatro años pintando el techo de la Capilla Sixtina, y tres años esculpiendo al David. Además, ambos maestros pudieron dedicar décadas a refinar sus habilidades.
¿Cuánto tiempo toma hacer una obra maestra?
No hay duda que alguien que pueda permitirse practicar su arte a tiempo completo (digamos, 40 horas a la semana) lo dominará mucho más rápido que alguien que solo pueda hacerlo como un proyecto secundario (dedicando cinco o diez horas semanales).
De acuerdo al libro Outliers, de Malcom Gladwell, se necesitan 10.000 horas para alcanzar maestría en algo. Si se dedican cinco horas a la semana a algo, se alcanzará la cuasi perfección en 38 años. Si se dedican 40 horas semanales a la práctica, dominar un arte tarda cinco años.
En otras palabras: lo que hace la diferencia para que un artista cree una obra maestra en cinco años o en 40 es el dinero. Que pueda ganar lo suficiente para vivir, y pueda dedicar 40 horas a la semana en vez de cinco o diez. Y hoy día, es muy difícil de hacerlo.
Actualmente, tenemos otros estándares de riqueza: tener casas, autos y ropas lujosas. O ser un fundador, o emprendedor, o inversor ángel. Tener suficiente riqueza para construir un cohete que pueda ir a la Luna o Marte. Los ricos aún compiten por prestigio, pero con tecnología en vez de arte.
Pero ya no le pagamos a alguien un salario para que pinte un techo durante cuatro años. En vez de eso, contratamos a un muralista que pueda aplicar un stencil y terminarlo en un día. Así que, ¿qué alternativas hay para poder vivir del arte?
La economía del creador financia la creación constante
El concepto de la economía del creador es moderno. Se basa en la idea de que, en vez de tener un patrocinador que invierta 100.000 $, un artista tenga 1.000 subscriptores que paguen 100 $. De esta manera, podría tener fondos que le permitan subsistir y crear arte.
Sin embargo, Ellen Griffin manifiesta preocupación por cómo la economía del creador cambia la manera en la que las personas hacen arte. Un individuo adinerado, explica, puede no tener problemas con las fechas de entrega porque, al final, desean ser dueños de una pieza única y de gran valor.
En comparación, un subscriptor que pague 5$ al mes, para suscribirse a un newsletter o a una cuenta en Patreon, quiere obtener más valor a cambio de su dinero. Podría pensar que por 5$ al mes, no es suficiente con obtener dos artículos bien investigados; podría preferir que el autor publicase contenido semanalmente, por ejemplo.
Y lo que puede ser peor: si el autor decide tomarse un mes libre, debe atenerse a que sus subscriptores puedan dejar de pagar membresías.
Un trabajo de calidad lleva tiempo, pero Elle Griffin opina que una mejor estrategia para vivir del arte de la escritura es publicar textos más cortos, menos intensivos en cuanto a investigación, en vez de un artículo mensual, extenso y con múltiples referencias.
Tiene sentido, ya que en este modelo, los lectores suscritos obtienen más valor a cambio de su dinero, y los seguidores que no pagan tienen más motivos para convertirse en subscriptores de pago.
El caso es que este modelo de economía digital es buena para generar ingresos a corto plazo, pero no financia obras maestras a largo plazo. El modelo editorial actual solo da regalías a un autor cuando su libro está listo, así que este debe mantener el paso para poder, aunque sea remotamente, vivir del arte.
“En orden de aprovechar a plenitud los algoritmos promocionales (de Kindle), un autor debe publicar una nueva novela cada tres meses”, dijo Mark McGurl en un artículo para The New Yorker. Ese modelo no lleva a crear obras maestras. Lleva al burnout.
Los inversores ángeles, ¿pueden financiar un nuevo Renacimiento?
Ellen Griffin plantea una hipótesis: ¿es posible obtener mecenazgo de inversores ángeles, al mismo tiempo que se aprovecha la economía del creador?
El mecenazgo financiaría proyectos a largo plazo, dando condiciones a que los artistas creen obras maestras. A la par, el nuevo modelo de economía del creador permitiría obtener ingresos en el corto plazo.
El salario de un artista podría estar compuesto por algunas inversiones de inversores ángeles, que cubran los gastos y puedan ayudarle a enfocarse en dedicar 40 horas semanales a la práctica. Y, por otro lado, inversiones de menores montos de parte de subscriptores o fans expandirían las oportunidades de monetización.
Un ejemplo reciente es el de The Bucket List Family. Garret y Jessica Gee crearon una comunidad de 2.6 millones de seguidores en Instagram, y 1.32 millones de subscritores en YouTube. Cuando llevaron una propuesta para una serie animada a Netflix y Disney, recibieron una oferta de 10 millones de dólares. Pero la rechazaron.
La pareja sabía que tenían más peso en las negociaciones, gracias a su audiencia fidelizada, más de lo que cualquier compañía de entretenimiento podía brindarles. Así que optaron por un modelo híbrido.
Posteriormente, levantaron una ronda de financiación de 7 millones de dólares, de parte de inversores de riesgo e inversores ángeles. Los otros 3 millones los obtuvieron de un crowfunding, en la que 30.000 fans contribuyeron con 100 dólares cada uno. La plataforma usada fue Republic, similar a Kickstarter, pero en donde se hacen inversiones en vez de donaciones.
Así que los inversores de alto poder adquisitivo financiaron el proyecto, los fans lo apoyaron, y rápidamente el proyecto obtuvo su presupuesto. Una parte importante de su audiencia en Instagram y YouTube, además, se volvieron inversores ángeles de capital semilla.
Elle Griffin opina que este modelo híbrido puede convertirse en una alternativa sostenible para financiar el arte. El continuo flujo de ingreso de parte de inversores ángeles y fans puede financiar un neo-Renacimiento, en el que los artistas se dediquen a alcanzar maestría en sus libros, esculturas, guiones, piezas teatrales, u otro tipo de creaciones.
Financiar a artistas como si fuesen startups
“Propongo crear un fondo de inversores ángeles que financie directamente a artistas, proveyendo un salario mínimo que les permita dejar sus trabajos diarios y crear arte”, dice Griffin.
“Pero con una condición: que esos artistas deban producir un salario por sus propios medios usando los principios de la economía del creador. Los inversores ganarán una parte de sus ingresos, dependiendo de qué porcentaje de la obra posean”.
La autora propone emular un ecosistema startup: un autor (o pintor, o músico, o guionista, o compositor de ópera, etcétera) tendría que hacer un pitch de su obra. Esto con el fin de indicar cuánto tiempo le tomaría, cómo planea hacer crecer en audiencia, y el dinero que espera cosechar.
Luego, el artista retendría una cantidad de participación accionaria en su proyecto, y el fondo de inversiones (más que inversores individuales), se quedaría con las acciones restantes.
Ya hay experiencias existentes, pioneras en modelos de este tipo. La versión pro de Substack hace avances de 100.000 dólares para escritores. Por otro lado, la “Mansión TikTok” es otro ejemplo, en donde hay condiciones favorables a los creadores de contenido que la habitan, bajo ciertas reglas.
Lo que Griffin propone se convertiría en un modelo de negocio sostenible para que los artistas puedan vivir del arte. Y, en resumidas cuentas, si un artista pudiese ejercer su oficio y practicarlo constantemente, sin tener que preocuparse por sus finanzas, ¿cuántas obras maestras podría dar al mundo?