Conoce Casa Luis Barragán, museo de arquitectura de CDMX
¡La Casa Luis Barragán está de gala! Acompáñanos a visitar este importante templo de la arquitectura mexicana y da un breve recorrido por sus rincones. […]
¡La Casa Luis Barragán está de gala! Acompáñanos a visitar este importante templo de la arquitectura mexicana y da un breve recorrido por sus rincones. Te decimos cómo visitarla y cuánto cuesta la visita.
Te contamos todo lo que debes saber para festejar los 75 años de historia de la Casa Luis Barragán en la CDMX.
Luis Barragán: el gran maestro del modernismo mexicano
Oriundo de Guadalajara, Jalisco, Luis Barragán se formó como ingeniero para engrosar las filas de los grandes hacedores mexicanos del siglo XX.
Su figura, a la par de otros laureados nombres como Pedro Ramírez Vázquez, Mario Pani o Ricardo Legorreta, se regodea como una de las joyas más sagaces de la arquitectura y el arte contemporáneos.
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El alma de Barragán, sin embargo, era la de un arquitecto paisajista.
Quizá por sus estancias en la Hacienda Los Corrales, de aquellos primeros años de vida familiar, Barragán cosechó una perenne preocupación por la consonancia entre el entorno natural y la creación arquitectónica.
Y, aunque adepto a Le Corbusier y a su escuela funcionalista, la etapa madura y libre de Barragán versó sobre la simbiosis con lo agreste y los flujos naturales: la luz, el agua, la topografía.
Así, este hábil demiurgo formuló una serie de axiomas en los que la integración del paisaje sería toral.
En sus creaciones más íntimas, e inspirado por los solares mediterráneos, aprendió a reconciliar los elementos endémicos y vernáculos con las presiones del modernismo y la holgura minimalista.
Hacia el ocaso de su carrera, y de sus 86 años de vida, Luis Barragán obtuvo el Premio Pritzker de Arquitectura en 1980.
En magnitud y fanfarria, éste es un símil al Premio Nobel en materia arquitectónica.
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La Casa Luis Barragán: La subjetividad materializada
La hoy Casa-Museo Luis Barragán, en la que éste habitó de 1948 a 1988, es decir, hasta su muerte, representa el paroxismo de su ideario y ecléctico imaginario.
Como el único inmueble individual en América Latina elevado a Patrimonio Mundial por la UNESCO, la casa obtuvo reconocimiento internacional como arquetipo y obra maestra del movimiento moderno.
La Casa es un sortilegio que, recinto a recinto, amiga y concilia las contradicciones semióticas y semánticas propias de occidente.
El capital simbólico que Barragán infunde a su casa sincretiza diversas corrientes filosóficas que le mantienen afín a los preceptos modernos, al mismo tiempo que le anticipan a los agigantados pasos de la posmodernidad.
La casa es el cuerpo de la mente
La morada de Barragán abarca 1162 m² y ocupa dos numerales sobre la calle Gral. Francisco Ramírez.
Pese a su magnitud, la cara que la casa da hacia el barrio que le contiene es la de una vivienda más.
Sin ornamentos ni complicados trabajos de cantería, o singularidad alguna, la fachada de la casa se antoja gris, como inacabada.
Esto a razón de no desentonar o quebrar la relativa homogeneidad del barrio de clase trabajadora en el que se inscribe.
Barragán priva de picardía su fachada al mismo tiempo que acentúa el ascetismo que colma el interior de su solar.
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El recorrido por la Casa Barragán se afinca en un onírico deambular por la mente de su creador.
Cada recoveco está finamente trazado y conjurado con una estética propia que, por momentos, evoca geografías de corte mediterráneo, recintos monacales y exuberantes jardines arrojados al capricho de la naturaleza.
Casa Luis Barragán, un viaje iniciático
Desde la entrada, la Casa Barragán echa mano de los componentes naturales que le sostienen, la mano industrial no alcanzó esta sacra morada.
El piso lo continúa la abundante roca volcánica, los muros, cuando no exhiben cromáticas pasteles, permanecen yesosos y calizos.
La luz que domina el vestíbulo es cálida y amortigua la transición hacia el intenso sol que penetra el ventanal que domina más allá del comedor.
El caprichoso jardín presume sus verdes zarcillos y lianas a través del cristal y la luz solar que consigue asirse a los muros interiores, aprovecha el albedo calcáreo de éstos para iluminar, sin esfuerzo, toda la planta baja.
Le sigue al viajero onírico una estancia-biblioteca que antecede a la escalera en cantiliver que, suspendida e ingrávida, conduce a la planta alta.
Como lugar de la sapiencia, la consulta y el estudio, la estancia-biblioteca experimenta aquello que ha sido descrito como una dilatación del espacio, el aire y la luz.
La planta alta, el refugio del anacoreta
Al emprender el ascenso por los voladizos escalones que parten desde la biblioteca, como quien de la teoría se lanza a la práctica, se desdobla el taller de Barragán.
El taller es amplio, su techo, de madera e inclinado, es lo suficientemente alto como para que los efluvios creativos saturen su atmósfera y revoloteen esperando a ser entintados.
Las habitaciones, también en el piso superior, son curiosos recordatorios de la dialéctica que protagonizó el actuar de Luis Barragán.
El arreglo de la habitación de huéspedes, por ejemplo, evoca la devoción franciscana de su estirpe; aquí, su punción de anacoreta y ermitaño terminó por replicar la celda de quien se rodea solo de lo necesario.
La habitación principal, por el contrario, se baña de cálidos matices luminosos entre los cuales conviven una pintura de la Anunciación y las sensuales imágenes de una modelo de tez negra.
Ambas habitaciones, como si representaran la atigrada condición humana que se bate siempre entre opuestos irreconciliables, dan fe del jaranero Barragán, pero también de Luis, el eremita; de su herencia barroca, pero también minimalista; de sobriedad y delirante genialidad.
Finalmente, la terraza, vacía como un lienzo potencial presto a representar, termina por crear un marco para el azul celeste.
Una postal para los entes uranios del cielo delimitada por el poroso marco calizo que encierra la solana.
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¿Qué más te ofrece la Casa Luis Barragán?
Además de recorrer lo que hoy reconocemos como una de las obras más representativas del modernismo, el lugar ostenta una librería con material bibliográfico especializado en arquitectura, arte y diseño.
La Casa-Museo ha prestado sus pétreos y lignarios pasillos a diversas exposiciones temporales de las que convendría estar al pendiente a través de su página web.
¿Cómo llegar a la Casa-Estudio Luis Barragán?
Para desplazarte hasta su austera fachada tienes varias opciones.
- En metro, la estación más cercana es Constituyentes, de la línea 7, la naranja.
- Por metrobús, tu parada será Parque Lira, de la línea 2, de color morado.
- El ecobús, de RTP, también te acerca si bajas en la parada Melchor Múzquiz; es la ruta 34-A, de Balderas a Santa Fe.
- ¿Dónde? Gral. Francisco Ramírez 12-14, Ampliación Daniel Garza, Amp. Daniel Garza, Miguel Hidalgo, 11840 Ciudad de México, CDMX.
- ¿Cuándo? Tanto las visita individuales, como en grupos, se agendan con anticipación y están sujetas a disponibilidad, puedes consultar los horarios disponibles en la página web.
- ¿Cuánto? General: $600; nacional: $400; estudiante o profesor nacional: $280; estudiante o profesor extranjero: $ 350. Los boletos salen a la venta en lotes semanales los días martes a las 12:00 h.