Demencia senil: Un término erróneo para una afección importante

La demencia senil es un término que a menudo se utiliza para describir la pérdida de memoria y otras habilidades cognitivas en las personas mayores; sin embargo, este concepto muchas veces está lleno de malentendidos y confusiones.

Por ello, en esta ocasión queremos compartirte una guía informativa con todo lo que hay que saber sobre este padecimiento, desde su correcta definición hasta cómo podemos reducir los riesgos de desarrollar sus síntomas.

El concepto erróneo de la enfermedad

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El término de demencia senil ha sido ampliamente utilizado para describir los cambios cognitivos y de comportamiento que ocurren en las personas mayores; sin embargo, este concepto es engañoso y puede llevar a ideas equivocadas sobre la naturaleza del padecimiento en los ancianos.

De entrada, debemos tener claro que no se trata de una parte normal del envejecimiento, sino que es una condición médica que puede tener diferentes causas y manifestaciones. También es importante destacar que el término “senil” se ha vuelto obsoleto y se considero inapropiado, ya que los síntomas pueden afectar a personas de todas las edades, y no solo a los ancianos.

Es importante tener claro el término y no utilizarlo de manera recurrente, ya que puede estigmatizar a las personas mayores y perpetuar estereotipos negativos sobre el envejecimiento.

Demencia, un padecimiento que acaba con la memoria

Enfermedades comunes que causan demencia

En realidad, también existe un concepto algo erróneo en cuanto al término demencia, ya que, contrario a lo que se cree, no se trata de una enfermedad puntual, sino que define al conjunto de síntomas generados por diversas enfermedades y afecciones que pueden presentarse.

Algunas de las condiciones más comunes que desencadenan el padecimiento son la Enfermedad de Alzheimer, la Enfermedad de Parkinson, la demencia vascular, la frontotemporal y la de cuerpos de Lewis. Cada uno de estos padecimientos tiene características propias distintivas, aunque también comparten diversos síntomas asociados a la pérdida de capacidad cognitiva.

Factores de riesgo asociados

Aunque aún se desconocen las causas puntuales de estos padecimientos, existen diversos factores de riesgo asociados; el principal es el de la edad avanzada, y de ahí que se desencadene nuevamente el término de demencia senil.

Si bien es cierto que el riesgo de desarrollar síntomas aumenta con la edad, nuevamente debemos hacer énfasis en que no se trata del único factor asociado y de que no todas las personas adultas por fuerza deben desarrollarlos. Existen otros factores como la herencia genética y tener padecimientos crónicos como la diabetes y la hipertensión arterial, que también desempeñan un papel importante.

Síntomas de la demencia

Los síntomas pueden variar según la enfermedad subyacente y la etapa en la que se encuentre; sin embargo, hay algunos que son comunes en la mayoría de las personas como:

• Pérdida de memoria: Puede manifestarse como olvidar eventos recientes, tener dificultades para recordar información importante o repetir preguntas.
• Dificultades cognitivas: Se pueden ver afectadas otras funciones cognitivas, como la capacidad de concentración, el razonamiento, el lenguaje y el juicio.
• Cambios en el comportamiento y el estado de ánimo: Las personas pueden experimentar cambios en su personalidad, volverse más irritables, agitadas o deprimidas.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas no son exclusivos del padecimiento y pueden ser causados por otras condiciones médicas; el tiempo que persistan y el nivel de afección en el día a día pueden determinar el diagnóstico final.

Opciones de tratamiento

Si bien no existe una cura para la demencia, sí hay diferentes opciones de tratamiento que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Estas son algunas de las opciones más comunes:

• Medicamentos: Algunos medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas y retrasar su progresión; estos incluyen inhibidores de la colinesterasa y memantina.
• Terapia ocupacional: La terapia ocupacional puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades y estrategias para realizar actividades diarias, como vestirse, comer y bañarse.
• Apoyo y cuidado: El apoyo y el cuidado son fundamentales para las personas que ya desarrollaron un nivel más severo. Esto puede incluir la ayuda de cuidadores, programas de día para adultos mayores y otros servicios de apoyo.

Es importante tener en cuenta que el tratamiento debe ser individualizado y adaptado a las necesidades específicas de cada persona.

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Prevención de la demencia

Si bien no se puede prevenir completamente la aparición de los síntomas, hay algunas medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de desarrollarlos o retrasar su progresión:

• Mantener una dieta saludable: Una alimentación equilibrada y rica en frutas, verduras, granos enteros, pescado y grasas saludables puede ayudar a proteger el cerebro.
• Mantenerse físicamente activo: El ejercicio regular puede mejorar la salud cardiovascular y promover la salud cerebral. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a intensa por semana.
• Estimulación cognitiva: Mantener la mente activa a través de actividades cognitivamente estimulantes, como leer, hacer crucigramas o aprender nuevas habilidades, puede ayudar a fortalecer la salud cerebral.
• Controlar los factores de riesgo modificables: Como la presión arterial alta, la diabetes y el colesterol alto.

La demencia, más allá de sus conceptos puntuales, es un padecimiento mental que afecta a millones de personas, y uno de los factores a tomar en cuenta es el estigma social; por ello, es importante dejar de utilizar arbitrariamente el término de demencia senil y tener un buen concepto e información sobre esta condición. Recuerda que cuidar la salud mental es básico para tener la mejor vida posible.