Tos ferina, una enfermedad peligrosa para los bebés
Los síntomas pueden presentarse hasta una semana después de haber sido infectados, y regularmente duran más de 10 días en la fase más severa.
La tos ferina es una de las enfermedades respiratorias más contagiosas que existen, siendo principalmente riesgosa en niños y recién nacidos. Este padecimiento puede ser fácilmente combatido si se cuenta con la información oportuna.
Es por ello que, en esta ocasión, te presentamos una guía informativa sobre todo lo que debes conocer acerca de esta afección, desde cómo prevenirla hasta sus opciones de tratamiento.
Qué es la tos ferina
Te recomendamos este videoEs una infección bacteriana, también conocida como pertussis, causada por la bacteria Bordetella pertussis y que es altamente contagiosa; afecta principalmente a los pulmones y las vías respiratorias. Se transmite de persona a persona a través de gotas de saliva o secreciones respiratorias que se liberan al toser o estornudar.
Esta enfermedad se caracteriza por episodios de tos violenta y prolongada, seguidos de una inhalación rápida y ruidosa de aire, lo que produce el sonido característico de tos ferina.
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Riesgos en los menores
La enfermedad puede afectar a personas de todas las edades, pero es más común en los lactantes y niños pequeños, ya que sus sistemas inmunológicos no están completamente desarrollados. Este mismo motivo hace que la afección pueda ser más grave y potencialmente mortal para ellos. El cuidado y la alerta de los padres para detectar los síntomas, resultan fundamentales en situaciones de infección.
Además, aquellos que no están vacunados o no han recibido refuerzos de la vacuna contra la tos ferina también presentan un riesgo mayor de contagio.
Signos y síntomas de la tos ferina
Los síntomas pueden variar según la etapa de la enfermedad; en la fase inicial, resultan similares a los de un resfriado común, con congestión nasal, estornudos y tos leve.
Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, la tos se vuelve más grave y se presenta en accesos violentos; estos accesos pueden durar varios minutos y provocar dificultad para respirar, vómitos o sensación de falta de aire. Después de la tos, es común que los afectados inhalen rápidamente y produzcan un sonido característico del padecimiento.
Es importante tener en cuenta que los lactantes menores de 6 meses pueden no presentar el sonido típico, y en su lugar pueden tener episodios de apnea, que es una pausa en la respiración.
Complicaciones mayores
La tos ferina puede provocar complicaciones graves, especialmente en lactantes y personas con sistemas inmunológicos debilitados. Algunas de las complicaciones más comunes incluyen neumonía, otitis media, convulsiones, deshidratación y pérdida de peso. En casos raros, puede causar daño cerebral, dificultad para respirar e incluso la muerte.
Diagnóstico oportuno
El diagnóstico se realiza mediante la combinación de los síntomas clínicos, la historia médica del paciente y, en ocasiones, pruebas de laboratorio. El médico puede solicitar una muestra de la secreción nasal o de la garganta para realizar una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que detecta el material genético de la bacteria Bordetella pertussis; además, se pueden realizar pruebas serológicas para detectar anticuerpos específicos contra la bacteria.
Un diagnóstico temprano es fundamental para iniciar el tratamiento adecuado y prevenir la propagación de la enfermedad; sin embargo, este proceso es complicado, ya que los síntomas pueden aparecer hasta después de 7 días del contagio y los resultados que confirman la presencia bacteriana también suelen tomar algo de tiempo.
Tratamiento y cuidados
El tratamiento de la tos ferina se basa principalmente en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Los antibióticos, como la eritromicina o la azitromicina, se utilizan para tratar la infección y reducir la duración de la enfermedad; sin embargo, estos son más efectivos cuando se administran en las etapas tempranas del padecimiento.
El reposo en cama, la hidratación adecuada y la administración de medicamentos para la tos pueden ayudar a aliviar los síntomas. En casos graves, los lactantes y los niños pequeños requieren hospitalización para recibir cuidados intensivos y monitoreo cercano.
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Vacunación y opciones de prevención
Sin duda, la vacunación es una medida fundamental para prevenir la tos ferina y reducir su propagación; esta vacuna está incluida en el calendario de vacunación infantil y se administra en una serie de dosis a lo largo de la infancia.
En México, la vacuna pentavalente acelular es la que se encarga de combatir esta infección, además de enfermedades como la difteria, el tétanos y la poliomielitis. Su aplicación está estipulada para los lactantes a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad; además, existen también refuerzos que se aplican en jóvenes y adultos mayores.
Algunas medidas adicionales que pueden ayudar a prevenir la enfermedad son:
- Lavado de manos frecuente con agua y jabón, especialmente después de toser o estornudar.
- Evitar el contacto cercano con personas infectadas.
- Cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, preferiblemente con un pañuelo desechable o con el codo flexionado.
- Buscar atención médica de inmediato si se sospecha que puede existir riesgo de infección.
La tos ferina es una enfermedad altamente contagiosa que puede tener consecuencias graves, especialmente en lactantes y personas vulnerables. La prevención es fundamental para combatirla, y la mejor arma que existe es la vacunación. Así que, recuerda siempre cuidar de la salud de los más pequeños y asegúrate de que reciban su esquema de vacunación completo.