TDAH: Lo complejo del déficit de atención con hiperactividad

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una condición neurológica que afecta a personas de todas las edades. Aunque es comúnmente asociado con los niños, también puede perjudicar a los adultos de manera significativa. Comprender las complejidades de este trastorno mental es fundamental para ayudar a las personas que lo padecen a vivir una vida plena y productiva.

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¿Qué es el TDAH?

Es una condición neurológica crónica que se caracteriza por dificultades en la atención, la hiperactividad y la impulsividad. Las personas con este trastorno pueden tener dificultades para concentrarse, mantener la atención en una tarea específica y controlar sus impulsos. Estas complicaciones pueden interferir con su capacidad para funcionar adecuadamente en la escuela, el trabajo y las relaciones interpersonales.

Se cree que es causado por una combinación de factores genéticos, ambientales y neurobiológicos. Aunque no se conoce la causa exacta, se ha demostrado que hay diferencias en la estructura y función del cerebro en las personas con el trastorno en comparación a quienes no tienen dicha condición.

Diferentes tipos de TDAH

Se manifiesta de diferentes maneras en las personas afectadas:

1. Predominantemente hiperactivo-impulsivo: las personas tienden a mostrar síntomas de hiperactividad y comportamiento impulsivo de manera predominante. Pueden tener dificultades para permanecer quietos, hablar en exceso, interrumpir a otros y actuar sin pensar en las consecuencias.
2. Predominantemente inatento: los individuos tienen dificultades principalmente con la atención y la concentración. Pueden parecer distraídos, tener dificultades para seguir instrucciones, ser olvidadizos y tener problemas para organizar tareas.
3. Combinado: implica la presencia de síntomas tanto hiperactivos-impulsivos como inatentos. Las personas muestran una combinación de hiperactividad, impulsividad, ansiedad y falta de atención.

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Cabe destacar que los síntomas pueden variar en gravedad de una persona a otra. El diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado suelen ser fundamentales para manejarla correctamente.

TDAH en niños y adultos

El trastorno afecta a una parte significativa de la población mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 4% de la población mundial lo tiene. En Estados Unidos, la prevalencia del trastorno es del 4 al 6 %, lo que equivale a entre 8 y 9 millones de adultos afectados. Por otro lado, a nivel mundial se estima un total de 5.29 % de niños y adolescentes estudiantes con este tipo de déficit.

La identificación en niños puede realizarse observando ciertas señales de alerta, como:

• Dificultad para prestar atención y distracción fácil.
• Falta de atención en los detalles y errores por descuido.
• Pérdida de útiles escolares y olvidos a la hora de entregar tareas.
• Problemas para organizarse en sus trabajos y actividades.
• Dificultad para escuchar y llevar a cabo órdenes de los adultos.
• Impaciencia para esperar su turno y dificultad para jugar tranquilo y callado.
• Inquietud o incapacidad para quedarse sentado y sensación constante de tener que estar haciendo algo.
• Habla excesiva y frecuentes interrupciones en conversaciones.

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Hasta un 70 % de los niños con el trastorno continúan presentando síntomas a lo largo de toda su vida, lo que puede manifestarse a través de deterioro en diferentes áreas, tanto en lo laboral como en lo interpersonal. Además, aumenta considerablemente el riesgo de presentar problemas cognitivos adicionales en el futuro, como dificultades en la atención y la memoria.

Diagnóstico del TDAH: Pruebas y evaluaciones

Generalmente se diagnostica a través de una evaluación exhaustiva que incluye varias etapas y pruebas:

1. Evaluación inicial: suele ser realizada por un profesional de la salud mental, como un psicólogo, psiquiatra o neurólogo. Durante esta etapa, se pueden realizar las siguientes actividades:
   • Entrevistas con el paciente y sus familiares para recopilar información sobre el comportamiento y la historia clínica.
   • Evaluación de síntomas utilizando escalas estandarizadas, como en el test de Rendimiento Continuo de Conners o el ADHD Rating Scale.
2. Evaluación conductual: se hacen observaciones directas del comportamiento del paciente en entornos diferentes, como la escuela y el hogar.
3. Evaluación neuropsicológica: estas pruebas evalúan funciones ejecutivas, atención, memoria y control inhibitorio.
4. Evaluación médica: son exámenes médicos para descartar otras posibles causas de los síntomas, como problemas de visión o audición, trastornos del sueño, o condiciones médicas subyacentes.

El proceso de diagnóstico es integral y busca descartar otras condiciones que puedan presentar síntomas similares. Al ser un trastorno complejo, el diagnóstico preciso requiere una evaluación exhaustiva y la participación de múltiples profesionales de la salud.

Opciones de tratamiento

Puede incluir una combinación de medicamentos, terapia psicoterapéutica e intervenciones conductuales.

1. Terapias no farmacológicas:
   • Terapia conductual: se centra en cambiar patrones de comportamiento no deseados asociados con el trastorno.
   • Entrenamiento para padres: ayuda a los papás a desarrollar habilidades para manejar el comportamiento de sus hijos.
2. Tratamiento farmacológico:
   • Estimulantes: comúnmente se recetan metilfenidato y las anfetaminas, aunque puede haber otros dependiendo la situación particular del paciente.
   • No estimulantes: algunas personas pueden responder mejor a medicamentos no estimulantes como la atomoxetina.
3. Terapias complementarias:
   • Terapia ocupacional: puede ayudar a desarrollar habilidades para enfrentar los desafíos diarios asociados con el déficit.
   • Terapia cognitivo-conductual: ayuda a mejorar la autoestima del individuo.
   • Acupuntura, terapia de masajes, meditación y dieta.

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Es importante señalar que el tratamiento ideal puede variar según la edad, los síntomas y las necesidades individuales. Si estás considerando opciones de tratamiento, debes consultar con un profesional de la salud mental para obtener un plan personalizado.

Su manejo en la vida diaria

Tener el control puede ser un desafío, pero existen técnicas que pueden ayudar a las personas a vivir de manera más efectiva con esta condición. Algunas de estas estrategias incluyen la planificación y organización, el establecimiento de metas realistas, la creación de rutinas y la utilización de recordatorios visuales. También es importante buscar apoyo y aprender a comunicarse de manera efectiva con familiares, amigos y seres queridos de confianza.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una condición neurológica común que afecta a personas de todas las edades. Comprender las complejidades de este trastorno es esencial para brindar el apoyo y los recursos adecuados a quienes lo padecen. Desde el diagnóstico hasta las opciones de tratamiento y el manejo diario, hay muchas estrategias y recursos disponibles para ayudar a estas personas a vivir plenamente. Si crees tener síntomas asociados, no dudes en buscar atención médica mental para obtener un asesoramiento más preciso.